Leon Trotsky

"Sin una organización dirigente la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor."




20/9/09

El gobierno llegó a un acuerdo con Clarín?

El desguace de la Ley de Medios, mientras arreglan con el FMI

Eso es al menos lo que parece después que decidió eliminar, por el momento, a las telefónicas del proyecto audiovisual y de la disposición a rever el plazo de un año para que los cables vendan sus canales excedentes. Si se confirmara esto último, a Clarín le alcanzaría con esperar al próximo gobierno para mantener su monopolio, si antes un fallo judicial no le restablece sus “derechos adquiridos”. Lo que quedaría del proyecto kirchnerista sería el tramo que le asegura una porción de los medios a la Iglesia, a la burocracia sindical, a las ONG de dudoso financiamiento, a las fundaciones ‘sin fines de lucro’ y a las camarillas empresariales de las universidades. En el pincel quedaría la composición del futuro Comfer y la duración de sus miembros, todo lo cual podría ser cambiado por el próximo Congreso. En el mundo mágico de la libertad de expresión del kirchnerismo y de sus opositores patronales, el único que no tiene garantizada por la ley su libertad ideológica y de expresión es el periodista. La aventura mediática del kirchnerismo deberá pasar por la compra de radios y canales por parte de los amigos del gobierno.

Monopolios y monopolios

Por este camino, el proyecto podría ser votado a dos manos por los amigos de Clarín. El “grupo” no sólo vería liquidada la posibilidad de que las telefónicas accedieran a la “patria cablera” sino que tampoco se vería obligado a desprenderse de parte de su posición dominante en la transmisión de cable, que duplica el máximo de un 35% admitido por el proyecto de marras. Tampoco tendría que liquidar el manejo de los servicios de radio y televisión abierta que tiene por todo el país. Por las dudas, agregó a sus reclamos que se le permita acceder al... negocio telefónico, algo que la ley no permite a las empresas de los medios.

La Presidenta no se privó de señalar que el ingreso de las telefónicas en los servicios de comunicación audiovisual es un imperativo del progreso, por la posibilidad de transmitir por cable la señal de telefonía, de Internet y televisión (triple play). Es decir que reculó hacia el atraso, algo muy burdo para creer. Evitó reconocer, en realidad, que la retranca obedeció a la disputa, sin salida por el momento, entre los pulpos que se disputan Telecom, al tiempo que necesita a Telefónica de España para ligarse al beneficio de la reciprocidad que le permitiría explotar medios como compañía extranjera. De todos modos, lo dañino no es el ‘triple play’ sino el carácter capitalista y monopólico de las telefónicas. Si se las nacionaliza, podríamos avanzar tecnológicamente sin perjuicio para los trabajadores. Otra versión para explicar el recule lo da el Boletín Oficial: “Las telefónicas no estaban muy contentas con la redacción del proyecto (que limitaba, entre otras cosas, su posibilidad de producir contenidos para radio y televisión) y aunque no lo reconozcan públicamente, confían en poder negociar otro marco regulatorio para ofrecer triple play sin tantos condicionamientos” (Página/12, 15/9).

Crisis y crisis

En su plan original, el gobierno esperaba que el “capitalismo de amigos” hiciera pie en el negocio por la vía de Telecom. Nos referimos a los Werthein, Eurnekian, Ricardo Gutiérrez, los Rudy Ulloa y Cristóbal López. Pero no solamente la pelea subió de tono, sino que a ella se agregaron el mandamás de México, Carlos Slim, y hasta el propio Clarín. Encima que éramos pocos, Boudou tiene que viajar la semana que viene a Europa justamente a negociar la deuda pendiente con los gobiernos europeos, agrupados en el llamado “Club de París”, que son los dueños de Telefónica y Telecom.

El discurso oficial contra los monopolios es una estafa. Ahora sabemos que el artículo que prohibía a las “empresas extranjeras” dominar más de un 30% en la propiedad de medios de comunicación audiovisual era, sencillamente, un fraude, pues podía ser sorteado si la empresa respectiva tenía su sede en un país que hubiera firmado un “tratado de inversiones” con Argentina. El grupo español Prisa, dueño de Radio Continental, goza de ese beneficio luego de haber fijado sede en Nueva York para aliarse al grupo que maneja la CNN. A Prisa no le preocupa el garrote argentino sino el que le está por propinar Bolivia, donde espera que los K intercedan en su favor.

La pregunta del millón es cómo sigue la novela de la libertad de expresión luego de este vaciamiento por mano propia de la ley contra Clarín, cuando se tiene en cuenta la buena miga que están haciendo los K con el FMI, al punto que ahora los capitales entran a raudales y el gobierno deja subir el peso sin importarle que perfore el ‘modelo productivo’. Como dijimos antes que nadie en este periódico, la aborigen sojera María del Carmen Alarcón terminó borocotizando a los K y está a punto de quedarse con Agricultura, que sería convertida en ministerio. El matrimonio oficial compra su penosa sobrevivencia –como lo haría un Berlusconi– comprando los favores del capital internacional.

Pablo Rieznik

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