Leon Trotsky

"Sin una organización dirigente la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor."




15/10/09

politicas

Charlas de café


La decisión de una senadora de Corrientes de traficar su voto a favor de la ley de medios a cambio de un socorro financiero de la Nación al gobierno de su provincia, desató una airada reacción del llamado ‘arco opositor’, en la cual no se anotó, al menos por ahora, ningún representante del centro-izquierda. Los ‘opositores’ esgrimen el grueso epíteto de ‘corrupción’, y hasta el abogado Monner Sans consideró válida, para el caso, la analogía con la Banelco de De la Rúa.

Pero ‘Ladies and Gentlemen’, ¿acaso no consiste en esto el sistema representativo –en un toma y daca de intereses? La senadora en cuestión, por reclamo del gobernador, se valió de su posición parlamentaria para extorsionar al Poder Ejecutivo con la finalidad de hacer frente a la crisis fiscal de la provincia. El Ejecutivo, por su lado, hizo la misma cosa con ella para sacar la ley Eurnekián, Werthein, Repsol-Eskenazi y monseñor Bergoglio, esto por el nombre de sus principales beneficiarios. Fue un intercambio de mercancías intelectuales o institucionales. Pero el parlamentarismo no puede sustraerse a la economía de mercado, de la cual es su complemento institucional. Semejante tráfico es moneda corriente en Estados Unidos: el senador Lieberman, en ese entonces miembro del partido Demócrata, le votó a Bush proyectos a los que se oponía su partido a cambio de la instalación de empresas importantes en su distrito. Clinton, en su momento, y Obama, ahora mismo, se han reunido con parlamentarios del partido Republicano para obtener el apoyo a proyectos de leyes a cambio de ventajas para sus circunscripciones. Esta es la democracia capitalista en tiempo real, no la versión deformada de Carrió, por un lado, o de los K de Carta Abierta, por el otro. La vapuleada senadora de Corrientes debería merecer un monumento al federalismo, pues mandó al diablo sus convicciones audiovisuales para salvar las arcas del terruño que la mandó al Senado. Durante todo el siglo XIX, los déspotas unitarios o federales de la campiña bonaerense o del distrito portuario imponían su hegemonía sobre el interior comprando a los caudillos provinciales. La federalización de Buenos Aires, en 1880, fue un toma y daca exitoso entre la oligarquía porteña y las oligarquías del interior.

La ‘caja’ con la que K ha comprado a varios gobernadores es un chantaje, por cierto, pero que goza del consentimiento de sus opositores (que la usaron y abusaron cuando les tocó el gobierno). La centralización de los recursos fiscales en detrimento de las provincias (y de los salarios, la salud, la educación y la vivienda) es la consecuencia de la presión de la deuda pública nacional (‘deuda externa’), que todos los gobiernos de provincia están de acuerdo que debe ‘honrarse’ (y acrecentarse) en forma prioritaria. Entonces, no pueden quejarse con la mengua de la coparticipación, y aunque lo hacen, nunca se ponen de acuerdo para cambiarla en el Congreso. Mientras se vapulea a la correntina en cuestión, ningún medio dice nada de la conducta de Binner, que también votó la ley de medios, y que tampoco lo hizo en forma gratuita. La discusión de la ley de presupuesto ha sacado a luz un pacto entre K y el ‘socialista’ de Santa Fe para derogar la ley de responsabilidad fiscal y permitir de este modo que las provincias salgan a financiarse en el mercado de capitales. Música para los oídos de los pulpos de la zona Rosario-San Lorenzo (y de muchos otros, desde Santa Cruz a Salta, Jujuy y Chaco), puesto que podrán hacer rendir sus excedentes financieros comprando títulos del Estado provincial, que tiene la jurisdicción sobre el principal puerto de exportación de soja del mundo. También los fueguinos votaron la ley de medios, a cambio de la protección para la industria electrónica de la isla. Finalmente, el senador bussista Salazar habría traficado su voto a cambio de la prisión domiciliaria o la dilatación de los juicios pendientes, en favor del genocida tucumano.

Antes de que el café de esta charla se enfríe, hay que traer a cuento que los ‘intelos’ K, que aburren en Infobae, Página/12 y Miradas del Sur, prefirieron pasar por alto los incidentes con la correntina y los fueguinos, y hasta decidieron que los ‘socialistas’ del campo sojero se habían anotado con la ley de medios por razones de principios. Disecadores de los meandros del lenguaje, aprendieron de chicos que en boca cerrada no entran las moscas.

Jorge Altamira

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