Una Asamblea que comienza
Cuál fue el resultado del proceso de reforma de los estatutos promovido por la gestión Medina, desde casi el comienzo de su gestión?; ¿cuáles, las respuestas que esa Asamblea supo construir en función de las demandas históricas del conjunto de la comunidad universitaria?
La experiencia de este proceso no ha hecho otra cosa que poner de relieve el carácter profundo de la lucha por la democratización que el movimiento estudiantil viene llevando adelante en las universidades de todo el país. Ha demostrado que la actual composición del gobierno universitario es reaccionaria, porque se permite funcionar de espaldas al movimiento estudiantil y a los trabajadores, y fundamentalmente porque lo hace en pos de la aplicación de las políticas privatizadoras promulgadas por Menem y profundizadas por Kirchner.
Éste es el marco general que encuadra la presente situación política de nuestra universidad. A instancias de la lucha de los estudiantes por una Nueva Reforma Universitaria, las camarillas han ido evolucionando hacia el gobierno nacional: asignaciones presupuestarias directas para las camarillas “amigas”; reformas estatutarias truchas que apuntan a legitimar la desfinanciación y la autogeneración de recursos; el ataque directo a las carreras de grado, el arancelamiento de los posgrados: son los elementos que componen la agenda de las gestiones universitarias de todo el país, como lo demostró nuestra mentada reforma trucha de los estatutos, y como lo demuestran otras tantas que se desarrollan en otras universidades.
La experiencia de este proceso no ha hecho otra cosa que poner de relieve el carácter profundo de la lucha por la democratización que el movimiento estudiantil viene llevando adelante en las universidades de todo el país. Ha demostrado que la actual composición del gobierno universitario es reaccionaria, porque se permite funcionar de espaldas al movimiento estudiantil y a los trabajadores, y fundamentalmente porque lo hace en pos de la aplicación de las políticas privatizadoras promulgadas por Menem y profundizadas por Kirchner.
Éste es el marco general que encuadra la presente situación política de nuestra universidad. A instancias de la lucha de los estudiantes por una Nueva Reforma Universitaria, las camarillas han ido evolucionando hacia el gobierno nacional: asignaciones presupuestarias directas para las camarillas “amigas”; reformas estatutarias truchas que apuntan a legitimar la desfinanciación y la autogeneración de recursos; el ataque directo a las carreras de grado, el arancelamiento de los posgrados: son los elementos que componen la agenda de las gestiones universitarias de todo el país, como lo demostró nuestra mentada reforma trucha de los estatutos, y como lo demuestran otras tantas que se desarrollan en otras universidades.
Un “debate amplio y participativo”
El “debate amplio y participativo” que proponen los agrupamientos afines al gobierno tiene como eje esta agenda, y como marco una reforma de la LES pactada entre la presidenta y los rectores del CIN, que seguramente no será nada progresiva, y que por otro lado va a intentar darle carácter de ley al desfinanciamiento de las universidades públicas. ¿Este es el mejor homenaje que le podemos hacer a la Reforma Universitaria?. Vale recordar, señores, que se trata del mismo gobierno que hace dos años le impusiera un rector a la UBA a instancias de las instalaciones del Congreso Nacional y de la Policía Federal. “Rechazamos este método de elección reducido a unos pocos y basado en negociaciones entre “cuatro paredes” y absolutamente vacías de contenido” dice el Movimiento Sur. Cinismo “nacional y popular”. Y que todos los estudiantes de nuestra universidad lo sepan.
El derecho a darse el gobierno propio
“Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y - lo que es peor aún el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.(Manifiesto Liminar de la FUC, 1918)
Las perspectivas abiertas por la situación que se nos plantea en el marco de la Asamblea que tiene como objetivo la elección de rector, nos permite abordar de manera integral la cuestión del gobierno universitario, y la orientación que le debemos dar, fundamentalmente a instancias de la lucha del movimiento estudiantil. Sería un contrasentido la crítica a la composición antidemocrática de los órganos de co-gobierno, con la legitimación de los mismos, y en este contexto, con la “consideración” de cualquiera de los candidatos, que han dejado muy claro que este problema no les atañe. En la medida en que no exista un “claustro único” docente, que le permita a todos estar en condiciones de formar parte de una Asamblea Universitaria; y en la medida en que no exista en la misma una representación paritaria de estudiantes y trabajadores; no habrá garantía para que los problemas que afronta la universidad sean resueltos de una manera que esté de acuerdo con las reivindicaciones históricas del movimiento estudiantil.
“El demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio, radica principalmente en los estudiantes”(Manifiesto liminar de la FUC, 1918).
El actual proceso político en nuestra universidad no está determinado por las maniobras de las camarillas que vienen implementando la L.E.S. y la asfixia presupuestaria. La palabra la tienen la crisis terminal, en términos presupuestarios, políticos y académicos; y la determinación que mostremos los estudiantes para no seguir pagando con nuestro esfuerzo el sostenimiento de un gobierno universitario privatizador y reaccionario
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